JOAO GIMARAES ROSA “GRAN SERTON-VEREDAS”
GRAN ESPECIMEN DE LA LITERATURA LATINOAMERICANA
Por Jorge Consuegra
(Parte II)
QUE PAIS ES ESE
No es exageración
decir que varios estudios han sido hechos sobre el vocabulario la
invención lingüística de los neologismos y la sintaxis de la novela. Sin
duda, al publicar ese libro Seu Rosa como era llamado el escritor por los
vaqueros, produjo un petardo (más de 500 páginas) para las piernas de la
crítica. Ningún otro autor de la época post-modernista fue objeto de tan
numerosos y minuciosos estudios críticos, dice Otto María Carpeaux.
Algunos puristas trataron de descalificar al escritor. Cerca a su muerte
un Guimaraes Rosa triste. aún se quejaba de que era llamado aristócrata y
acusado de inventar palabras. No las inventó totalmente. Para escribir
Gran Sertón: Veredas pasó un mes entero en los matorrales a lomo de mula
catalogando en un cuadernito el lenguaje del pueblo del Sertón. El
cuaderno quedó sucio de sudor y polvo de matas de tierra hasta de bostas
de burro. Pero no lo boté. Un aristócrata no hace eso.
Oscar López observa
que buena parte de la dificultad para entender la obra, se debe a nuestra
propia deformación escolar ya que utilizamos una gramática y una retórica
que ignoran muchas de las peculiaridades expresivas del lenguaje oral. Y
fue justamente esa fuente donde el autor buscó su materia bruta .
Nosotros, gente del Sertón, somos contadores de historias desde que
nacemos. Contar historias hace parte de nuestra sangre. Es un don de cuna
que recibimos para el resto de la vida. ¡Qué más se puede hacer en las
horas libres en el Sertón sino contar historias…!
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EVENTOS
ACADEMICOS Y LITERARIOS
EN LA ACADEMIA
NORTEAMERICANA
DE LA LENGUA
ESPAÑOLA
I
CERTAMEN DE NOVELA
Convocado por la Academia Norteamericana de la Lengua Española, conjuntamente
con la Fundación Instituto Castellano Leonés de la Lengua, de Burgos, España,
se llevó a cabo este certamen que culminó este 6 de junio, habiendo sido
declarado ganador de la justa el escritor dominicano Victor Manuel Ramos, con
su novela La Vida Pasajera.
El tema fijado no podía ser mas significativo,
pues
permitía abordar uno de los aspectos mas sobresalientes de problemática
hispanoamericana en este país:
La experiencia inmigratoria en Estados Unidos.
Aparentemente, el autor de la novela premiada, supo captar la esencia de esa
problemática y pudo exponerla de una manera clara y pertinente. pues los juicios
vertidos sobre ella así lo certifican. “La obra de Ramos es una excelente
novela con una sólida estructura y un estilo lleno de madurez literaria”, según
Marcela Gutiérrez. “El autor de La Vida
Pasajera, penetra con sutileza y agudeza en los motivos psicológicos
de los personajes”, expresa Victor Fuentes, mientras que para Rolando Hinojosa
Smith, “tanto el aspecto formal como la caracterización de los personajes …convencen
al lector. La obra premiada merece ser más de una lectura….” Gutierrez, como
Hinojosa Smith y Fuentes fueron los integrantes del Jurado Calificador del
certamen.
Victor Manuel Ramos, es oriundo de Santo Domingo y actualmente vive en ,
Florida. Es escritor y periodista, colabora en el Orlando Centinel, es redactor
del Daily News, La Prensa y Newsday. Algunos de sus artículos fueron premiados
por la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas y Florida Press Club.
Al
recibir
el premio, Ramos
dijo “Es para mí una gran alegría y un honor recibir este reconocimiento
de una organización
a la cual respeto y cuya misión
considero de inmensa importancia para el patrimonio cultural. no solamente de
los hispanos en Norteamérica, sino también de los países angloparlantes
que nos cobijan. Por otra parte saber que mi novela va a ser publicada por
la prestigiosa Fundación Instituto Castellano Leonés de la Lengua, de Burgos me
llena de orgullo.”
Durante la ceremonia de premiación de este I Concurso a verificarse en octubre
venidero, y que de seguro contará con la asistencia del Directorio en pleno de ANLE, se dará a conocer el tema y demás especificaciones de la convocatoria al II
Certamen de Novela de ANLE.
No cabe duda que este certamen literario marca el rumbo que ANLE toma bajo la
dirección de D. Gerardo Piña Rosales y sus colaboradores inmediatos. Rumbo que
apunta a una expansión de su rol específico en lo lingüístico, implementando un
proyecto de meritoria cobertura en lo literario y cultural.
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LA ACTUALIDAD
DE CARLOS FUENTES
Por Raúl Miranda Rico
No es que se nos haya ocurrido establecer lo ya
establecido, en relación a la irrupción de una obra conmemoratoria
en nuestro ambiente literario, siempre ávido de las novedades que lanza
la incansable actividad editorial. Lo cierto es que el nombre del autor
mejicano que periódicamente acapara la atención del lector, por este y
otros motivos, está vinculado también al recurso a que la opinión
pública echa mano en su afán de conmemorar fastos y eventos de
notorio nivel. Para que esto sea así, desde luego que
sobran razones: su carisma, su prestigio, los quilates de su
conciencia latinoamericana y su estilo, entre otras cosas.

Para proclamar esas cualidades, nada mejor que
revisar la lista de premios a él discernidos durante su dilatada
carrera y mencionar –aunque sea de pasada—su impresionante
bibliografía: Premio Nacional de Literatura de México (1984), Premio
Cervantes (1988), Miembro Honorario de la Academia Mexicana de la Lengua
Española (2001) Premio Real Academia Española de Creación Literaria
(2004) En el campo de la diplomacia, fue embajador de México en Francia
entre 1974 y1977. Pero lo que abrillanta su figura es la textura y
vastedad de su producción literaria que consigna –en uno de los géneros
que fue siempre de su preferencia– una docena de novelas, entre las que
destacan La Muerte de Artemio Cruz, Aura, Terra Nostra, El Gringo
Viejo, Relaciones Distantes, Donde el Aire es Claro, Ún Cambio de Piel,
Constancia y otras historias para Virginia, el Espejo Enterrado, La
Región más Transparente y la última
Adán en el Edén.
Sugeríamos que una buena manera de conmemorar o de
subrayar un gran acontecimiento, ya sea histórico o cultural, es la
apertura de espacios para la meditación y la reflexión, antes que para
el simple recuerdo. Y ello se logra más fácilmente, con la creatividad
y el talento vertidos en un enfoque específicamente destinado al
tributo. Tal enfoque, con miras a perpetuarse y perdurar, puede tomar
la forma de una obra editada que encare el acontecimiento desde una
doble perspectiva: la de su significación en el tiempo y momento en
que le tocó transcurrir, y la de su peso y notoriedad
histórico-literaria en la instancia que le confiere la actualidad.
Eso fue justamente lo que sucedió con el novelista
mejicano que a despecho de una pausa producida en su carrera vuelve a
la actualidad con dos ediciones importantes de la última década, como
lo son la que conmemoró el V Centenario del Descubrimiento de América
(1992) y otra que recientemente fue lanzada a la circulación con
motivo de celebrarse su octogésimo cumpleaños, en un evento editorial
que ha motivado el beneplácito unánime de sus lectores, de instituciones
como la Real Academia Española amén de los círculos literarios de su
país. Ambos se vinieron sobrecargados de significado, cada uno en su
respectivo campo. El primero, sumando a su trascendencia histórica un
inesperado elemento de tensión político-social, reavivó
inesperadamente viejas controversias, en tanto que el segundo, reafirmó
gallardamente una ponencia que plantea y balancea el equilibrio de las
cualidades con la pureza de la cultura y la sana diversidad que ostenta.
En
ambas circunstancias, medió la pluma de Carlos Fuentes respondiendo a la
unánime convocatoria que, por cierto, no le faltó cierto sentido de
universalidad previo el engrosamiento de la bibliografía latinoamericana
producido para beneplácito de los numerosos adictos a su enjundioso
estilo. Su novelística y su dilatada obra histórico-social crecieron con
la edición de dos obras emblemáticas suyas, habiendo cumplido con
largura y pertinencia, el papel que se les confirió. Nos referimos a
El espejo enterrado y La Región más Tranparente. La primera,
editada en 1992 y la segunda, en una versión renovada de 2008
celebratoria de los 50 años de su primera edición de 1958.
El V Centenario del Descubrimiento de América será
recordado —por lo menos en el mundo literario Hispanoamericano— por los
planteos históricos, sociales, políticos, económicos y también
anecdóticos de El Espejo Enterrado, que vio la luz bajo el
doble signo de la verdad histórica, por cierto bien preservada, y el
de la controversia rápidamente desatada por un exacerbado culto a la
tierra y sus tradiciones, sin olvidar sus necesidades y carencias. Hay
que puntualizar que ese sentimiento no nace en las páginas del libro,
sino que estas reflejan el que experimenta el hombre nacido por debajo
de la raya —frontera con EE,UU— y llega hasta el Cabo de Hornos,
pasando por El Caribe.
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