Por Jorge Consuegra
Realmente Joao Guimaraes Rosa es un grande de la
literatura latinoamericana. Tan es así, que en varias universidades
brasileras, además de dos norteamericanas, una francesa, una italiana y
otra alemana, tienen cátedras especiales para hablar no solo de las
novelas del escritor, sino especialmente de su vocabulario, de la
invención lingüística, de los neologismos y de la sintaxis.
Ningún otro autor de la época post-modernista ha sido
objeto de tan minuciosos y numerosos estudios críticos. Hasta algunos
puristas trataron de desclasificarlo porque no podían entender la razón
por la cual inventaba tantas y tantas palabras y giros
lingüísticos. “Yo me las inventé totalmente,” dice el escritor. “Para
poder escribir ‘Gran Sertón Veredas”, pasé mucho tiempo en la selva, a
lomo de mula, escribiendo en un cuaderno escolar el lenguaje popular del
pueblo sertanejo. Ese cuaderno terminó mojado de sudor, lleno de tierra y
hasta de estiércol de burro. Era la única forma de escribir la novela”.
Guimaraes Rosa nació el 27 de junio de 1908 Cordisburgo,
Estado de Minas Geraes, siendo el primero de una larga fila compuesta por
siete hijos de Clorduardo Pinto Rosa, conocido como “seu flo” y Francisca
Guimaraes Rosa, a quien le decían cariñosamente “doña chiquitiña”. A los
seis años y para sorpresa de su padre, leyó en francés perfecto el libro
“Las femmes qui aimment” y todo producto de la enseñanza de este idioma
que le imprimiera el sacerdote franciscano-holandés Estevao Lucassen.
En 1915 ingresó a estudiar en la escuela del profesor
Candinho y un año mas tarde enviado a Belo Horizonte a la casa de su
abuelo, quien lo matriculó en el grupo escolar Alfonso Peña. En 1918, con
autorización del abuelo le fue autorizado visitar con frecuencia la
biblioteca, la que abandonaba solo cuando el celador se le indicaba ya
pasadas las ocho de la noche.
En 1925 ingresó a la Facultad de Medicina de la
Universidad de Minas Gerais en la capital del estado y cuatro años mas
tarde publicó su primer cuento “E misterio de Highmore Hall” en la revista
“O Cruzeiro” con el que lograría al mismo tiempo su primer gran premio de
100 reis que. En aquel tiempo era una cifra considerable.
El mismo año en que se graduó, 1930, publicó dos nuevos
cuentos que fueron comentados en todo el país: “Chronos Kai Anagke” y
“Cazadores de gamuzas”; tres años después ingresó como oficial-médico al
Noveno Batallón de Infantería de Barbacana y como le quedaba mucho tiempo
libre, se dedicó a estudiar lenguas extranjeras especialmente ruso que lo
atraía enormemente. Allí, en medio de uniformes y armas escribió un cuento
“Magma” que es premiado con todos los honores por la calidad de la prosa y
la singularidad del lenguaje. Este premio lo estimuló para seguir creando
personajes; se dedica a tiempo completo a escribir “Saragana”, que aparece
en 1937 publicado por la Editorial Universal y cuando lo tiene en sus
manos, desaparece del mundo para escribir un conjunto de cuentos que lo
hicieron conocer en Europa con el pseudónimo de “Aviador”.
Sorpresivamente el Presidente lo nombró Cónsul Adjunto
en Hamburgo, Alemania, en 1936, cargo que aceptó
inmediatamente. Fue allí donde conoció a Aracely Moebius de Carvalho,
llamada cariñosamente por él, Ara quien lo acompañará hasta el fin de sus
días. Desafortunadamente, cuando llegó la guerra, Brasil rompió relaciones
con Alemania, correspondiéndole al escritor internarse en Baden-Baden a
donde fueron a parar todos los diplomáticos, los que más tarde serán
canjeados por otros colegas. Pero mientras esto ocurre, recibe la noticia
de que su “Saragana”, no logró el premio máximo de la literatura brasilera
alcanzado en esta ocasión por Luis Jardín y su obra “María Peligrosa”,
novela que puso a discutir a propios y extraños en el mundo de las letras
en Brasil.
GUIMARAES ROSA EN BOGOTA
Pocos colombianos saben de la estadía de Guimaraes Rosa
en Bogotá. Vino a ejercer la función de Secretario de la embajada en 1948,
en donde compartió con poetas y escritores hasta cuando lo nombraron Jefe
del Gabinete del Ministro Joao Neves de Fontoura en 1946 y viajó a París
como miembro de la delegación brasilera a la Conferencia de la Paz de la
ONU. Regresó nuevamente a Bogotá en 1948 como Secretario General de la
delegación de su país a la IX conferencia Interamericana y asiste, con
angustia, a los hechos del 9 de abril de los que escribe inolvidables
páginas para la historia. El Gobierno, al regresar a Río lo nombra Primer
Secretario de la embajada en París. Pero su vida es la literatura, por eso
regresa en 1952 y participa en la gran travesía de ganado por el sertón
minero;.de allí salió su hermosa novela “Con el vaquero Mariano” que
es algo así como un abrebocas ante la publicación de “Gran Sertón” que
aparece en 1956 y que de inmediato es criticada, comentada, exaltada.
Dos años después, fue nombrado Embajador y en 1962
publicó “Primeras historias” mientras ejercía las funciones de Jefe del
Servicio de Demarcación de Fronteras, función que ejercerá hasta su
muerte. El 8 de agosto es elegido Miembro de la Academia Brasilera de
Letras, pero no tomó posesión argumentando que aún el discurso no estaba
listo, sabiendo sus colegas que lo que sucede es que Guimaraes Rosa está
muy emocionado con esta elección, hasta que por fin, en 1967, toma
posesión, cuatro años después. En un aparte de su discurso dijo “La gente
muere para probar que vivió”. Tres días después, el 18 de noviembre, poco
antes de las nueve de la noche, fue encontrado muerto fulminado por un
infarto, doblado sobre su escritorio. Tenía 59 años. Se fue el Gran Sertón,
Guimaraes Rosa.
QUE PAIS ES ESE
No es
exageración decir que varios estudios han sido hechos sobre el vocabulario
la invención lingüística de los neologismos y la sintaxis de la novela.
Sin duda, al publicar ese libro Seu Rosa como era llamado el escritor por
los vaqueros, produjo un petardo (más de 500 páginas) para las piernas de
la crítica. Ningún otro autor de la época post-modernista fue objeto de
tan numerosos y minuciosos estudios críticos, dice Otto María Carpeaux.
Algunos puristas trataron de descalificar al escritor. Cerca a su muerte
un Guimaraes Rosa triste. aún se quejaba de que era llamado aristócrata y
acusado de inventar palabras. No las inventó totalmente. Para escribir
Gran Sertón: Veredas pasó un mes entero en los matorrales a lomo de mula
catalogando en un cuadernito el lenguaje del pueblo del Sertón. El
cuaderno quedó sucio de sudor y polvo de matas de tierra hasta de bostas
de burro. Pero no lo boté. Un aristócrata no hace eso.
Oscar
López observa que buena parte de la dificultad para entender la obra, se
debe a nuestra propia deformación escolar ya que utilizamos una gramática
y una retórica que ignoran muchas de las peculiaridades expresivas del
lenguaje oral. Y fue justamente esa fuente donde el autor buscó su materia
bruta . Nosotros, gente del Sertón, somos contadores de historias desde
que nacemos. Contar historias hace parte de nuestra sangre. Es un don de
cuna que recibimos para el resto de la vida. ¡Qué más se puede hacer en
las horas libres en el Sertón sino contar historias…!
Su
imaginario se desarrolla a través de los hechos contados por los viejos
vaqueros. Por eso nos acostumbramos desde temprano a la imaginación y ella
después se integra en nuestra carne y en nuestra sangre haciendo parte de
nuestra alma, pues el sertón simboliza también el alma de los que lo
habitan.
De
cualquier forma, lo que se puede comprender del libro es cotejándolo con
las entrevistas del autor donde él dice que trató de ser fiel a la
tradición oral de una especie de dialecto geralista sin que esta fuera
una camisa de fuerza. El usó su imaginación y logró inventar dentro de las
posibilidades linguísticas.
EL METODO
En una entrevista de Gunther M. Lorena, Guimaraes
Rosa reveló un poco los secretos de este trabajo del lenguaje. En primer
lugar, viene mi método de usar cada palabra como si ella hubiera acabado
de surgir por primera vez. Retiro las impurezas del habla corriente y le
devuelvo su sentido vocabular primitivo..Por este motivo –y este es el
segundo elemento—incorporo ciertas particularidades dialectales de mi
región que no forman parte del lenguaje literario. Las incorporo porque
son peculiaridades originales que no están aún gastadas por el uso. y en
la mayoría de los casos caracterizadas por una extraordinaria sabiduría
lingüística.
No es posible entender todo lo que está en la obra de
Rosa. Afonso Casais Monteiro afirma “ Evidentemente quien solo entenderá
Gran Sertón .Veredas será el sertanejo precisamente el menos probable de
sus lectores. Y Paulo Ronai dice “Aquí yo diría que solo eldilectólogo,
el filósofo y el psicoanalista entenderán parte de la obra, lo que
equivale decir que ningún lector la entenderá en su totalidad”. .El único
que tiene todas las claves de la obra es el propio autor y Guimaraes Rosa
no entregó ni a palo el mapa de esa mina tan hermosa como es su novela.,
asegura Alfonso Arinos..
Paulo Ronai afirma que la obra fue construida con una
profusión barroca en la cual el lector medio por poco que logre entender
aún tendrá lo suficiente para ceder al encantamiento de la novela porque
es muy bella . Y es interesante anotar la observación definitiva de
Antonio Cándido “En esa extraordinaria obra hay de todo para quien sepa
leer.